Planteamos una intervención de respeto máximo con la edificación previa, en concreto con el antiguo teatro de la universidad. De este modo y a pesar de la necesaria vinculación funcional con el nuevo edificio del conservatorio y el reconvertido auditorio, el contacto entre ellos es mínimo:  solamente el  núcleo  del  montacargas  y  ascensor,  se  ubica  se  fusiona  a  la  parte histórica, creciendo a partir de este punto, la zona de distribución del conservatorio que rodea la elipse del auditorio separándose levemente de él, generando un lucernario lineal en la zona de contacto.  La  zona  trasera  del  auditorio  recobra  un  nuevo  protagonismo  al vincularse a toda la zona de acceso al conservatorio.

Proponemos el acceso al conservatorio en la confluencia entre las calles Jiménez de Quesada y la Avenida príncipe de Asturias. Se considera que es este el punto con mayor presencia urbana del ámbito de  intervención.  Un brazo del  conservatorio  avanza  en  un  gran  voladizo  que posibilita generar un espacio cubierto de grandes dimensiones previo al acceso a la instalación rematado por un  testero  ciego,  casi  publicitario  en  la  avenida,  con  el  texto  que  anuncia  la cualidad  del  edificio.  Este espacio de acogida  del  conservatorio  es  fundamental  en instalaciones docentes, posibilita la espera de los padres de los alumnos más pequeños en el exterior pero a cubierto del sol o de la lluvia.